A Opinión 6/5/25
En la era de la IA, la poesía de Muro Chávez, premiada en Aguascalientes, emerge como grito humano radical y memoria viva.

En tiempos de Inteligencia Artificial, la poesía sigue siendo un acto radical de creatividad
En una era dominada por algoritmos, automatización y generación de textos artificiales, la poesía humana —esa que nace del cuerpo, del dolor y del pensamiento crítico— cobra un valor excepcional. La reciente entrega del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2025 a Anaclara Muro Chávez por su poemario Electrocauterización. Algo como una llaga, no solo celebra una obra poderosa y necesaria, sino que reafirma que la literatura sigue siendo el terreno más fértil de la creatividad auténtica.
En un contexto donde la Inteligencia Artificial produce novelas, guiones y hasta poemas a velocidades sorprendentes, el arte literario que surge de una experiencia íntima, desde el dolor de una enfermedad estigmatizada como el VPH y sus implicaciones sociales, nos recuerda que la creación no puede desligarse de la vivencia. Electrocauterización no es un poema que una máquina pueda escribir: es el grito de una conciencia encarnada, que transforma el lenguaje en resistencia, en memoria física, en herida que no pide ser cerrada, sino comprendida.
Anaclara Muro Chávez, originaria de Zamora, Michoacán, nacida en 1989, forma parte de una generación de autoras que no temen irrumpir en la tradición para ampliarla. Su voz no busca solo belleza, sino verdad. No busca adornar el dolor, sino enfrentarlo. Como lo señalaron los jurados Mikeas Sánchez, Ricardo Castillo y Fabián Espejel, este poemario somete al lenguaje a múltiples niveles de enunciación, tensando sus límites, haciéndolo sangrar si es necesario para decir lo que muchos no se atreven.
Y en eso reside su grandeza. En tiempos donde parecería que todo puede ser replicado por una máquina, obras como la de Muro Chávez demuestran que hay algo profundamente humano que ninguna IA puede imitar: la capacidad de hablar desde una herida que arde, pero que también ilumina.
El Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes, uno de los galardones más prestigiosos en lengua española, ha tenido entre sus ganadores a figuras legendarias como José Emilio Pacheco, Coral Bracho, Hugo Gutiérrez Vega y Myriam Moscona. Hoy, al reconocer a Anaclara Muro, este premio no solo reconoce el rigor literario, sino una valentía discursiva que nos urge como sociedad.
En medio de un mundo que acelera, que digitaliza emociones y que mide el éxito por su viralidad, la poesía nos exige detenernos, escuchar, pensar. Y en el caso de Electrocauterización, también nos invita a romper el silencio en torno a las violencias médicas, sociales y culturales que viven tantas mujeres.
Celebrar este poemario es celebrar que la literatura sigue viva, que la creatividad no se rinde ante los automatismos, que el arte humano, con todas sus contradicciones, sigue siendo insustituible. Que nunca se nos olvide: la poesía es lo más parecido a una memoria viva, y mientras existan autoras como Anaclara Muro Chávez, tendremos razones para creer que, en el fondo, seguimos siendo profundamente humanos.