A Opinión del 19/5/25
Morena en Aguascalientes enfrenta divisiones, candidaturas impuestas y simulación. Declaran, opinan y se mueven sin consultar a una base que cada día está más confundida.

El juego de espejos en Morena Aguascalientes
En Aguascalientes, incluso quienes no militamos en Morena reconocemos que la figura más representativa de ese partido —y su candidata natural a la gubernatura— es Nora Ruvalcaba. Ha sido persistente, ha demostrado lealtad al proyecto obradorista y ha sabido tejer una base social que, aunque aún minoritaria en el estado, tiene una identidad clara.
Si Morena quiere competir con seriedad por la gubernatura contra el panista Leonardo Montañez —y contra quien resulte postulado por razón de género a la presidencia municipal de la capital, ya sea el contralor Juan Pablo Diosdado o la diputada Alma Hilda— deberá presentar una candidatura sólida, porque los panistas hidrocálidos siguen cabalgando en caballo de hacienda para mantener su territorio.
Sin embargo, los Monreal —ya sin más hermanos disponibles para probar suerte en la conquista del estado— parecen haber encontrado en Arturo Ávila una pieza más en su ajedrez político. Ávila, que ya tuvo su oportunidad en la capital y perdió, pretende ahora regresar bajo el mismo disfraz de redentor. Lo hace, por supuesto, con el respaldo de quienes ven en Aguascalientes un territorio a disputar no por convicción política, sino por cálculo y conveniencia.
El senador Gerardo Fernández Noroña, en su reciente visita a la entidad, no se anduvo con rodeos: llamó a Arturo Ávila a buscar la unidad dentro del movimiento. Su crítica fue tan directa como incómoda. La fractura de Morena en el Congreso no solo debilita la oposición, también exhibe una contradicción profunda entre el discurso nacional y la práctica estatal. ¿Cómo puede Morena pedir cohesión y proyecto de nación si en los estados se enfrasca en luchas de poder internas que rayan en lo ridículo?
Lo cierto es que Noroña tiene razón en un punto: no se trata de oponerse por oponerse. Ha sido saludable la relación institucional entre la presidenta de México y la gobernadora panista de Aguascalientes, Teresa Jiménez. Esa coordinación ha dejado fuera del juego a varios oportunistas que buscaban colgarse del gobierno federal para capitalizar favores o candidaturas. En otras palabras: el acceso ya no se gana con grilla, se gana con trabajo.
Morena debe definirse con madurez. No puede seguir siendo rehén de intereses ajenos a su base social en Aguascalientes. La ciudadanía está harta de ver cómo se reparten candidaturas como si fueran botines de guerra con simulación, oportunismo y ambición personal disfrazada de compromiso con la 4T. No lo digo yo, basta pregunten a su militancia o dicidentes.
La verdadera unidad no se decreta, se construye con base en legitimidad, trayectoria y resultados. Si Morena quiere dar la batalla en Aguascalientes, deberá dejar de jugar a los espejos y empezar a reflejar un proyecto serio, claro y sin interferencias ajenas. De lo contrario, volverán a perder… con toda razón.
Al tiempo… y a su opinión