La Leyenda del Nahual en el Cerro de los Gallos

Descubre la leyenda ancestral del nahual cazado por los chichimecas en el misterioso Cerro de los Gallos. Imperdible.

Cuentan los abuelos, entre murmullos al calor del fogón, que hace muchos ciclos de luna, los chichimecas habitaban los valles y cerros de estas tierras. Uno de esos cerros, el que ahora llaman Cerro de los Gallos, era considerado sagrado, pues al caer la noche se escuchaban lamentos, gruñidos y voces que no eran de este mundo.

Los sabios del pueblo advertían que aquel cerro estaba habitado por un ser antiguo: un nahual, capaz de transformarse en coyote, en águila o incluso en hombre. Decían que custodiaba un manantial oculto entre las piedras más altas, cuyas aguas curaban males del cuerpo y del espíritu.

Un día, un grupo de guerreros chichimecas decidió enfrentar al nahual, pues ya no podían tolerar más sus apariciones: espantaba a los niños, robaba maíz de los almacenes y envenenaba los sueños de los ancianos. Armados con lanzas, flechas y cantos protectores, subieron el cerro al amanecer, cuando el nahual se encontraba más vulnerable. Lo encontraron dormido bajo un matorral de mezquite, con cuerpo de hombre, patas de coyote y ojos cerrados que aún ardían como brasas.

El combate fue feroz. El nahual cambió de forma varias veces: primero coyote, luego un águila negra, y por último, un anciano envuelto en humo espeso. Pero los guerreros, guiados por el chamán del clan, lo rodearon y lo hirieron con flechas untadas en savia de tule, planta que, según la tradición, rompe los encantamientos. El nahual, herido de muerte, lanzó un grito tan agudo que los gallos del valle comenzaron a cantar, aunque no fuera su hora.Desde entonces, al cerro se le conoce como el Cerro de los Gallos, porque cada madrugada, dicen, los descendientes del nahual despiertan con el canto de esas aves, recordando que uno de los suyos cayó allí. Y cuando la niebla baja y el viento sopla desde el norte, algunos aseguran ver una sombra de coyote en la cima, acechando… como si aún esperara su momento.

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