En Aguascalientes todo parece ocurrir al mismo tiempo y, sin embargo, nada termina de resolverse. Aquí tres opiniones para abrir la conversación esta semana en la Ciudad de Aguascalientes Magacín.
Primer opinión. Jesús María: ¿La violencia sigue creciendo en las calles?
La violencia en las calles de Jesús María no es nueva, pero cada episodio confirma que algo no está funcionando. La agresión a balazos contra cuatro menores —de 17, 16, 10 y 5 años— por parte de policías municipales, en un operativo que inició por el presunto robo de un teléfono, es un síntoma grave de la descomposición que se cocina desde hace años.
El comunicado oficial dice que los elementos fueron recibidos con agresiones y que los disparos se hicieron “al aire” como medida disuasiva. Pero la pregunta es inevitable: ¿cómo es que un disparo al aire termina en el cuerpo de un niño?
Más allá de los videos que circulan, de la versión de los vecinos o de la narrativa institucional, hay un hecho imposible de maquillar: la autoridad disparó y hubo menores heridos. Punto.
El presidente municipal separó temporalmente a los elementos involucrados, emitió un comunicado oficial en el que se hablaba de una riña y que las autoridades acudieron a calmar el problema.
Este problema no es único de un municipio, es una crisis nacional: La violencia en las calles en todo el país cada día sube de tono y lo único que está bajando es la edad de los implicados y la falta de preparación de las corporaciones.
Segunda opinión. La UAA y el mensaje equivocado
La Universidad Autónoma de Aguascalientes atraviesa un momento igual de preocupante, aunque distinto. Primero fue el silencio casi cómplice frente al escándalo de la presunta estafa Ponzi que involucra a su personal. Ahora, la tormenta cayó sobre la elección interna para la rectoría, donde más de cinco mil alumnos participaron con entusiasmo… para enterarse después, según los rumores insistentes, de que su voto podría no servir para nada.

Que la Junta de Gobierno tenga atribuciones para decidir es una cosa; que ignore el sentir de su comunidad es otra muy distinta.
Si una institución académica envía el mensaje de que aquí “no pasa nada si tranzas” y que “no importa por quién votes porque al final nosotros decidimos”, entonces ¿de qué sirve predicar ética, democracia o participación?
La universidad no solo forma profesionistas. Forma criterio. Y hoy, lamentablemente, está enseñando lo contrario de lo que presume en sus discursos oficiales.
Tercer opinión. El relevo en Derechos Humanos: un proceso que sí importa
Mientras tanto, en el Congreso del Estado se acerca la elección de quien encabezará la Comisión de Derechos Humanos por los próximos cuatro años. Yessica Pérez busca reelegirse con el respaldo de más de 30 organizaciones civiles, lo cual no es menor. Compiten también perfiles sólidos como Mabel Haro y el abogado Wilfrido Salazar, ambos con trayectoria y voz reconocida en la defensa de derechos.
Aquí la preocupación no está tanto en el proceso, sino en lo que la ciudadanía espera de él: claridad, imparcialidad y un liderazgo capaz de enfrentar los retos crecientes en materia de seguridad, violencia y grupos vulnerables.
La titularidad de la CDHEA no es un puesto administrativo: es una responsabilidad moral y política. Quien gane deberá demostrar que su nombramiento no es producto de cuotas, favores ni alineamientos partidistas, sino de capacidad y visión de futuro.
Tres opiniones que dialogan entre sí que quedan al tiempo… y a su opinión.

