A Opinión del 13/11/25

Liconsa y el abandono al campo mexicano: una historia que se repite

Por años, Liconsa ha sido presentada como el puente solidario entre el campo mexicano y las familias más necesitadas del país. Su misión: comprar leche a productores nacionales y distribuirla a precios accesibles, garantizando así el bienestar social y la sustentabilidad del sector agropecuario. Sin embargo, lo que hoy ocurre en Aguascalientes —y en muchas otras entidades— demuestra que ese puente está a punto de colapsar.

Decenas de productores se manifestaron recientemente afuera de la delegación de Liconsa, en Ciudad Industrial, con un reclamo tan legítimo como urgente: que no se frene el programa Leche del Bienestar. La razón es sencilla pero devastadora: si el gobierno federal deja de comprarles su producto a partir del 29 de noviembre, cientos de familias quedarán en el abandono, y millones de litros de leche podrían terminar desperdiciados.

Los testimonios de los ganaderos son claros. Desde hace semanas, Liconsa impuso un tope de acopio de 25 mil litros, prometiendo que era una medida temporal para “optimizar recursos”. Pero en la última reunión, los productores fueron informados de que el presupuesto alcanzará sólo hasta finales de noviembre. Es decir, el gobierno federal —por falta de previsión o por simple indiferencia— podría cerrar la llave justo en el mes más crítico del año.

¿Dónde queda entonces el compromiso con el bienestar? ¿De qué sirve un programa social que deja a los productores en la incertidumbre y a los consumidores sin abasto?

Lo más alarmante es que esta historia no es nueva. Los propios ganaderos lo dicen: cada año se enfrentan al mismo problema. La falta de planeación presupuestal en Liconsa se ha vuelto una constante, y la respuesta siempre es la misma: “depende de Hacienda”. Mientras tanto, las vacas siguen produciendo, los trabajadores siguen esperando su pago y los pequeños establos se ahogan entre deudas y desesperanza.

A esto se suma una contradicción indignante: mientras se frena la compra a productores nacionales, el gobierno importa leche del extranjero. Es decir, se castiga al campo mexicano para beneficiar a intermediarios internacionales. Una política que no sólo es incoherente, sino también injusta y profundamente irresponsable.

El impacto no es menor. Los ganaderos advierten que, de suspenderse el acopio en diciembre, las pérdidas ascenderían a 33 millones de pesos. No se trata sólo de cifras: detrás de cada peso hay familias enteras, empleos rurales, comunidades que viven de esa producción y que hoy se sienten traicionadas por el mismo Estado que dice protegerlas.

Liconsa debería ser un símbolo de soberanía alimentaria y desarrollo rural. Pero lo que refleja hoy es un modelo burocrático, centralizado y desconectado de la realidad del campo. No se puede hablar de bienestar mientras se juega con el sustento de quienes producen el alimento más básico para millones de mexicanos.

Es momento de que el gobierno federal asuma su responsabilidad y deje de convertir a Liconsa en rehén del presupuesto o de decisiones administrativas tomadas desde escritorios lejanos. El país necesita políticas rurales con visión de largo plazo, no paliativos que se agotan cada diciembre.

Porque una vaca no deja de dar leche, pero el gobierno sí parece haber dejado de dar respuestas.

Al tiempo… y a su opinión.


¡Es hoy! ¡Es hoy! Junto con Amílcar Salazar Méndez retomaremos nuestro pódcast Apuntes de Reportero a través del canal de la Ciudad de Aguascalientes Magacín. Hoy jueves 13 de noviembre a las 20:00hrs en vivo ¡Bienvenidos a participar!