A Opinión del 18/11/24
El Paquete Económico 2025 prioriza obras emblemáticas, reduce recursos estatales y depende de un optimista crecimiento económico para sustentarse.
Un paquete económico que dice mucho y deja más dudas. El 15 de noviembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2025, un documento que más que proyecciones, revela la narrativa de un gobierno que prepara su transición hacia un sexenio que promete continuidad, pero también enfrenta retos de fondo. Con Claudia Sheinbaum como presidenta electa, este primer presupuesto no solo traza líneas económicas, sino también políticas, dejando claro quién dicta las prioridades en el tablero federal.
El desplante a Aguascalientes
Entre las primeras cifras que llaman la atención está la reducción de un 3.9% en los recursos federales para Aguascalientes. El “gasto programable” para 2025 será de 46 mil 752.3 millones de pesos, muy por debajo de los 48 mil 631.2 millones que se autorizaron en 2024. Para un estado que constantemente se posiciona como motor económico regional, esta disminución no es solo un recorte presupuestal: es una señal de desapego federal hacia las necesidades locales.
La situación se agrava al observar que proyectos estratégicos presentados por el estado a la presidencia fueron completamente ignorados en el Proyecto de Presupuesto de Egresos. Mientras el gobierno federal destina generosas sumas a obras como el Tren Maya o el Corredor Interoceánico, Aguascalientes queda al margen, como si las prioridades de los estados gobernados por la oposición fueran irrelevantes en el esquema centralista y aplastante de Morena.
Proyecciones optimistas: ¿realidad o ilusión?
El optimismo de la SHCP al proyectar un crecimiento económico de entre 2.0% y 3.0% contrasta con las estimaciones más conservadoras de organismos como el FMI (1.3%) o la encuesta Citibanamex (1.0%). Este desacuerdo no es menor: si el crecimiento económico no se sostiene, la estrategia fiscal basada en un incremento del 3% en la recaudación tributaria podría desplomarse como un castillo de naipes.
La dependencia de los ingresos tributarios, que se espera constituyan el 66% de los recursos presupuestarios, deja en evidencia que gran parte de la carga recaerá sobre los contribuyentes. Más de la mitad de esta recaudación provendrá del impuesto sobre la renta (ISR), lo que plantea un desafío adicional en un contexto de posible desaceleración económica.
El espejismo del balance primario positivo
Por primera vez desde 2021, el gobierno proyecta un balance primario positivo. Si bien esto puede interpretarse como un gesto de responsabilidad fiscal, también puede ser leído como un maquillaje de la realidad: la disminución abrupta del endeudamiento (17% menor que en 2024) podría afectar la calidad de los servicios públicos básicos, golpeando directamente a los sectores más vulnerables de la población.
La inversión social: prioridades y contradicciones
El presupuesto destinado a programas sociales prioritarios alcanza los 835,705 millones de pesos, de los cuales casi el 60% se destinará a las pensiones para adultos mayores. Este enfoque, aunque políticamente rentable, revela un desbalance preocupante.
El gasto en programas de inversión es igualmente desequilibrado. De los 189,000 millones asignados, el 79% irá a trenes emblemáticos como el Maya o el Transístmico, mientras que apenas el 10.5% será destinado a obras hidráulicas. En un país con crisis de agua en múltiples regiones, esta distribución prioritaria resulta difícil de justificar.
Conclusión: el mensaje entre líneas
El Paquete Económico 2025 no es solo un conjunto de cifras y proyecciones. Es un manifiesto político que revela un gobierno centralista, enfocado en consolidar sus proyectos emblemáticos a costa de atender las necesidades regionales. Mientras los ingresos fiscales se convierten en la base de su estrategia, los estados y sectores menos favorecidos deberán enfrentarse a un año de incertidumbre económica y abandono federal.
¿Estamos ante un plan sostenible o simplemente ante una apuesta arriesgada que podría volverse insostenible? El tiempo, y la capacidad del nuevo gobierno para gestionar estos recursos, tendrán la última palabra.
Al tiempo… y a su opinión.