A Opinión del 20/12/24

La movilidad en Aguascalientes refleja precariedad: taxis en mal estado, tarifas inadecuadas y falta de acción de las autoridades.

Tuve una anécdota el día de ayer al abordar un taxi en Aguascalientes, y encontré una imagen clara y crítica de las condiciones actuales de la movilidad en la ciudad. El operador, una persona amable y atenta, se enfrentó a un desafortunado percance: el taxi se apagó en pleno trayecto. Con evidente pena, el conductor solicitó paciencia, abrió el cofre, ajustó algunos cables y logró que el vehículo volviera a funcionar. Este gesto de diligencia y compromiso no deja de ser encomiable, pero también pone de manifiesto la precariedad de las unidades que circulan por la ciudad.

El conductor, consciente del inconveniente, propuso descontar el tiempo perdido de la tarifa. Por cortesía, decidí no aceptar el descuento, pero no pude evitar reflexionar sobre el trasfondo de esta situación. Este episodio no es un hecho aislado; más bien, parece ser un reflejo de un sistema de movilidad que constantemente exige comprensión por parte de los usuarios, mientras descuida elementos esenciales como la eficiencia y la calidad del servicio que ofrecen a la ciudadanía. Además, esta dinámica perpetúa una relación asimétrica entre el servicio ofrecido y el precio pagado.

En paralelo, Óscar Romo Delgado, presidente de Agrupaciones Unidas del Gremio Taxista del Estado, declaró recientemente para El Heraldo de Aguascalientes, que están trabajando en una propuesta para implementar una tarifa nocturna más atractiva. Este planteamiento busca incentivar a los conductores a operar durante las horas nocturnas, una franja horaria que ha perdido rentabilidad según el líder sindical. La propuesta contempla un horario específico, posiblemente de 11 de la noche a 6 de la mañana, aunque aún no se han definido los detalles.

Este tipo de medidas puede parecer un avance hacia la mejora de las condiciones laborales de los taxistas, pero también plantea interrogantes sobre la situación de los usuarios. En un contexto donde muchas personas prefieren los taxis por su ausencia de tarifas dinámicas —una práctica común en plataformas como Uber—, la implementación de una tarifa nocturna podría desafiar esta percepción. Aunque es comprensible que los taxistas busquen mayor estabilidad económica, la pregunta central sigue siendo: ¿cuándo comenzarán los usuarios a recibir un servicio acorde al costo que pagan?

Aguascalientes enfrenta una deuda histórica con la movilidad urbana. Las condiciones actuales reflejan un sistema que prioriza la supervivencia económica de los operadores sobre la calidad del servicio. Mientras se discuten iniciativas como la tarifa nocturna, se omite una cuestión fundamental: garantizar que los vehículos sean seguros, cómodos y eficientes. Este episodio, en el que un taxi en mal estado condicionó la experiencia del usuario, pone de relieve la urgencia de replantear las prioridades en el sistema de movilidad.

Es hora de que se adopten medidas integrales que no solo beneficien a los taxistas, sino que también cumplan con las expectativas de los usuarios. De lo contrario, seguiremos perpetuando un modelo que exige paciencia y comprensión, mientras se olvida que la verdadera esencia de la movilidad radica en el ahorro de tiempo, la comodidad y la confiabilidad.

La reflexión final es clara: las autoridades tienen en sus manos la posibilidad de transformar el sistema de movilidad, pero parece que aún no han asumido plenamente su responsabilidad. ¿Qué están haciendo para garantizar que el servicio de taxis, y la movilidad en general, cumplan con los estándares mínimos de calidad que la población merece?

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