A Opinión del 5/11/24
Aguascalientes enfrenta una crisis en sus cárceles tras tres suicidios de reclusos este año; incrementan esfuerzos en salud mental.
Aguascalientes, que hasta hace pocos años presumía cierta tranquilidad en sus índices de seguridad, enfrenta ahora un serio desafío en sus centros de reclusión. Tres personas privadas de su libertad (PPL) han decidido quitarse la vida en lo que va del año, siendo el último caso registrado este lunes en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de El Llano. Este hecho refleja una alarmante crisis en el sistema penitenciario del estado, no solo por la tragedia misma, sino por las implicaciones de fondo que sugiere sobre el estado de salud mental y el bienestar de los internos.
Las declaraciones de Manuel Alonso García, secretario de Seguridad Pública Estatal, ponen de relieve los esfuerzos del sistema para abordar estos problemas, señalando que se ha incrementado la atención psicológica y se monitorea el estado clínico de los reclusos en un intento por prevenir futuros suicidios. Sin embargo, aunque estas medidas son positivas, parecen insuficientes o demasiado tardías. La muerte de tres personas en tan solo unos meses sugiere que los problemas son profundos y de larga data, quizás enraizados en la falta de infraestructura adecuada para el tratamiento de salud mental y en condiciones de vida dentro de los Ceresos que podrían estar afectando negativamente la estabilidad emocional de los reclusos.
El secretario ha informado que, además de la atención psicológica, se ofrecen actividades deportivas y culturales, las cuales son efectivas en la reducción del estrés y en la promoción de la salud mental. No obstante, es claro que estas iniciativas, aunque bien intencionadas, no logran abordar completamente las causas subyacentes que llevan a algunos internos a tomar decisiones tan drásticas. Es particularmente inquietante el dato de que dos de los tres PPL que decidieron acabar con sus vidas ya tenían antecedentes de problemas de salud mental, lo que plantea serias preguntas sobre la evaluación y el seguimiento de personas con tales padecimientos dentro del sistema penitenciario.
Además, resulta perturbador conocer que en los tres casos se encontraron recados póstumos, lo cual apunta a que estas personas llevaban un dolor o una desesperanza no resueltos, algo que ninguna intervención institucional logró identificar a tiempo. ¿Son los programas de apoyo actuales lo suficientemente personalizados y efectivos? ¿Se están destinando los recursos necesarios para ofrecer una verdadera rehabilitación emocional y psicológica, o se trata de esfuerzos superficiales ante problemas mucho más profundos?
La situación es un llamado de atención urgente para las autoridades de Aguascalientes y de todo México. La muerte de estos tres internos no debe ser en vano; debe inspirar una reflexión crítica y una reformulación de las políticas de salud mental en los Ceresos. El sufrimiento de estas personas privadas de su libertad debe ser una prioridad, pues de otra forma, el sistema se convierte en un espacio de castigo desmedido y de abandono emocional.
Al tiempo… y a su opinión.
Apuntes de reportero: Nos queda claro que el paso de Morena por el Cabildo es por demás atropellado, y es que ayer, de sorpresa para la capital, se le dio cita a la exsenadora Martha Márquez para tomar protesta y, sin mayor explicación, llegó al palacio municipal, levantó la mano y protestó como integrante del Cabildo.
Ante esto, surgen varias interrogantes, y una de ellas, la más obvia, es si ¿ya cambiaron la ley? Porque, hasta el momento, no ha habido una explicación clara sobre todo lo acontecido. ¿Fue un montaje, un milagrito, una confusión o una omisión a la sentencia de un juez? Esto no sería raro para nuestro finado Poder Judicial Federal.
Lo que sí nos queda claro es que no hay interés por ser transparentes sobre lo acontecido y preferirán el drama de la acusación política y abogar por una presunta persecución, lo cual lastima nuestra democracia. Pero calma, tampoco es nada que no se haya visto antes.