A Opinión 29/4/25
Aguascalientes celebra el reconocimiento oficial de su mezcal con Denominación de Origen en siete municipios, impulsando identidad y desarrollo.

Aguascalientes: de tierra de vinos a cuna del mezcal
Ante el panorama político que se cierne sobre el país —con más sombras que luces, más discursos que soluciones y más ocurrencias que estrategias— no queda más que decir: ¡échese un shot de mezcal! Pero no de cualquiera, sino uno bien orgullosamente hidrocálido. Porque entre tanta confusión política, por fin una buena noticia: Aguascalientes ya es oficialmente tierra mezcalera.
El reconocimiento oficial de siete municipios del estado dentro de la Denominación de Origen “Mezcal” marca un hito histórico para nuestra identidad, nuestra economía y nuestro orgullo. El Diario Oficial de la Federación lo confirma: Aguascalientes, Asientos, Calvillo, Cosío, El Llano, Rincón de Romos y Tepezalá son ya, oficialmente, tierra mezcalera.
Durante años, el vino fue símbolo de nuestra vocación agrícola refinada, y con justa razón. Las rutas del vino y las casas vinícolas pusieron el nombre del estado en alto, pero ahora, el mezcal viene a complementar esa historia con una narrativa más profunda, más ancestral, y también más combativa. Porque este logro no fue sencillo ni inmediato: la solicitud se presentó desde 2016 y enfrentó una dura resistencia legal, con amparos y juicios promovidos por otros estados y asociaciones.
Este reconocimiento llega después de un camino largo y espinoso. Pero como los magueyes que crecen en nuestros campos, la paciencia y la tenacidad dieron fruto. Las autoridades federales constataron que Aguascalientes no solo puede cultivar maguey, sino que ha sido hogar natural de estas plantas desde tiempos remotos. Nuestros suelos, nuestro clima, nuestro relieve… todo indica que el mezcal también nace aquí, con la autenticidad que exige una Denominación de Origen.
No se trata únicamente de un título legal. Se trata de reivindicar una herencia silvestre que durante siglos fue ignorada o subestimada. El mezcal que hoy se produce en Aguascalientes tiene una historia que se remonta a épocas prehispánicas, cuando los pueblos originarios fermentaban el agave como alimento y bebida ceremonial. La llegada de los alambiques en la Colonia solo transformó esa tradición en una destilación de identidad.
La entrada de Aguascalientes al mapa oficial del mezcal es, además, una puerta al desarrollo. Nuevos empleos, inversión, turismo y cultura se asoman en el horizonte. Ya no somos solo tierra de viñedos; somos también guardianes del agave. Esta es una oportunidad para rescatar saberes, proteger el entorno, y diversificar la economía rural con respeto a nuestras raíces.
El mezcal nos recuerda que la tierra guarda secretos antiguos y que, si aprendemos a escucharlos, pueden convertirse en oportunidades para el futuro. Aguascalientes ya no solo brinda por lo que ha sido; ahora también celebra lo que puede llegar a ser.
¿Y tú? ¿Ya probaste el mezcal de casa?