A Opinión del 30/7/25
Aguascalientes destaca por atraer inversiones y enfrentar la inseguridad con firmeza, pese a intentos absurdos de buscar manchar su nombre

Aguascalientes: contra la corriente, dando de qué hablar
Es inevitable hablar de estas dos notas publicadas recientemente en Ciudad de Aguascalientes Magacín, porque reflejan, desde distintas trincheras, cómo este estado sigue dando de qué hablar —como siempre, a contracorriente— en un país marcado por la violencia del crimen organizado y por las tensiones económicas con Estados Unidos. Mientras México se debate entre la incertidumbre, Aguascalientes se posiciona como un territorio donde la inversión industrial se afianza y donde la respuesta institucional a los desafíos de seguridad no se posterga.
La decisión de Nissan de cerrar su planta en Morelos para trasladar su producción a Aguascalientes no es menor: representa una muestra de confianza en la entidad, en su infraestructura, en su capital humano y en su estabilidad. En un momento en que otras regiones enfrentan espirales de violencia y pérdida de competitividad, Aguascalientes gana terreno como punto neurálgico para la manufactura automotriz. No es casualidad, es resultado de años de trabajo, de un ecosistema industrial robusto y de políticas públicas que han buscado mantener a raya la improvisación.
Al mismo tiempo, no podemos ignorar la contundencia del operativo en Rincón de Romos, donde fueron detenidas 27 personas presuntamente vinculadas con hechos delictivos graves. Aunque no exento de señalamientos por parte de colectivos ciudadanos que exigen claridad y respeto a los derechos humanos, este hecho muestra que en Aguascalientes no hay espacio para que el crimen organizado eche raíces sin respuesta. Es una línea delgada, pero necesaria: hacer valer el estado de derecho sin perder de vista el respeto a la legalidad y la dignidad de las personas. En el torbellino nacional, Aguascalientes sigue escribiendo una historia propia, distinta, terca… y esperanzadora.
Y aunque nunca faltan los que, buscando cinco minutos de atención, se esmeran en comparar a Aguascalientes con Sinaloa o Zacatecas, lo cierto es que esa comparación cae por su propio peso. No es lo mismo enfrentar una amenaza con estrategia y decisión, que vivir sumido en la resignación o el caos. Por más creativas que sean sus analogías, no hay manera seria de equiparar contextos tan distintos. Aguascalientes tiene problemas, sí, pero también tiene rumbo, y eso —en estos tiempos— ya es decir mucho.