A Opinión del 9/6/25
Aguascalientes ignora la infraestructura ciclista, provocando tragedias. Urge priorizar la movilidad segura ante el aumento del uso de bicicletas.

Aguascalientes: un estado sin espacio para las bicicletas
En Aguascalientes, hablar de movilidad es hablar, casi exclusivamente, de coches. Las banquetas angostas, las ciclovías inconexas —cuando existen—, y la ausencia de voluntad política para cambiar este paradigma, son reflejo de una visión que sigue apostándole al motor, al concreto, al tráfico y a la contaminación. Negarse a plantear soluciones verdaderas sobre la infraestructura ciclista es seguir tapando el Sol con un dedo, mientras la realidad nos pasa por encima, literalmente.
El reciente fallecimiento de una pareja de ciclistas arrollados por un tráiler en la carretera federal 45 Norte, a la altura de la comunidad Emiliano Zapata, no es una anécdota aislada ni una tragedia fortuita. Es una consecuencia directa de un sistema que no reconoce a las bicicletas como un medio de transporte digno, legítimo y necesario. La pareja circulaba como tantos otros lo hacen a diario: sin infraestructura, sin protección, sin garantías. Con el miedo constante de que el siguiente vehículo que pase demasiado cerca no les perdone un solo error, ni siquiera el de existir sobre dos ruedas.
El conductor del tráiler no se detuvo. A pocos metros fue detenido por las autoridades, pero eso no devuelve la vida del hombre que murió en el lugar ni de la mujer que falleció más tarde en el hospital. Este hecho nos recuerda con dolor que en Aguascalientes y todos sus caminos, aún no entendemos que el espacio público debe compartirse y proteger a los más vulnerables: peatones, ciclistas, motociclistas. No podemos seguir aceptando que moverse en bicicleta en nuestro estado sea un acto de valentía, casi de rebeldía, que podría costarte la vida.
Este lamentable hecho, nos hace preguntarnos nuevamente ¿Por qué insistimos en seguir apostando por un modelo de movilidad que nos ha llevado al colapso vial, al deterioro ambiental y a la inseguridad? Mientras las cifras de uso de bicicletas y motocicletas siguen aumentando, nuestras autoridades siguen diseñando ciudades y carreteras para los coches. Pero los ciclistas ya están aquí, aunque no tengan ciclovías. Se abren paso entre el asfalto, entre camiones, entre indiferencia institucional.
La gente está buscando sus propios caminos porque sabe que la bicicleta no solo es económica y eficiente, sino también una forma de recuperar su ciudad, de habitarla con otro ritmo, con otra mirada. Pero cuando esa búsqueda de autonomía termina en muerte, no podemos quedarnos callados.
Es urgente un cambio de visión. No se trata solo de pintar líneas en el suelo o de hacer campañas de “respeto al ciclista” cada vez que ocurre una tragedia. Se trata de construir verdaderas redes de movilidad, de repensar nuestras ciudades desde la inclusión y el respeto a la vida. Porque mientras no lo hagamos, seguiremos contando muertos y repitiendo el mismo discurso vacío, como si no pudiéramos imaginar un Aguascalientes donde todos tengamos derecho a movernos seguros.