El reloj político sigue sonando en Aguascalientes
Es muy gratificante constatar que lo que en esta columna se ha venido señalando desde hace meses hoy empieza a formar parte del debate público. Los escenarios políticos en Aguascalientes rumbo a la gubernatura se han mantenido con una constante: dentro de Acción Nacional la competencia parece reducirse a dos únicos aspirantes, el senador Toño Martín del Campo y el alcalde de la capital, Leonardo Montañez.
Lo interesante, y al mismo tiempo inquietante, es que Toño ya mostró gran parte del contenido de ese baúl de sorpresas: ha desplegado redes, estrategias, operadores y una maquinaria que no se ha detenido ni un instante en su ruta hacia la candidatura. El movimiento es visible y va creciendo.
En contraste, Leonardo Montañez ha optado por la prudencia. Con la infraestructura ganadora, como si fuese un vehículo de alta gama, bien aceitado pero guardado en la cochera y tapado. Su estilo parece ser el del silencio estratégico, lo cual puede generar la percepción de pasividad, pero también podría darle ventaja si logra irrumpir con fuerza en el instante adecuado.
Lo que se vislumbra, entonces, es una precampaña que podría convertirse en una de las más intensas de la historia reciente. No se trata únicamente de una disputa interna, sino del futuro mismo de un grupo político que ha gobernado el estado por más de una década: primero desde la capital y después desde el Palacio de Gobierno. Un grupo que incluso bajo la administración de Martín Orozco nunca cedió el control real del poder.
Y mientras en Acción Nacional se prepara la batalla fraterna, la rival de quien sea que resulte candidato está muy clara: en Morena no hay mucho que analizar, todos los caminos llevan a Nora Ruvalcaba. Ella será, con toda certeza, la abanderada guinda, y ese es tema para otra columna. Lo que sí conviene subrayar es que este Morena de Claudia Sheinbaum comienza a ganarse la simpatía de las familias de Aguascalientes, sobre todo con un promedio de dos programas sociales por hogar, lo que configura un factor electoral que el PAN no puede subestimar.
El dato de fondo es que el grupo en el poder, si logra ganar la interna y posteriormente la gubernatura, tendrá todos los argumentos y la fuerza suficiente para crecer al siguiente nivel. Pero esa ya es una discusión nacional, y no lo dice esta humilde columna: el mismo Ricardo Anaya lo reconoció en rueda de prensa recientemente.
Lo que parece seguro es que el PAN vivirá una batalla interna decisiva, mientras Morena, con una nueva Nora en el horizonte, bien asesorada y abriendo las puertas de su movimiento a cualquier activo electoral que busque proyecto, aguarda el momento de entrar de lleno a la contienda.
Al tiempo… y a su opinión

