En un panorama nacional donde la industria mexicana se encuentra en retroceso, Aguascalientes emerge como una notable excepción. Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante el 2025, la actividad industrial del estado creció un 3.9 % y se ubicó en el octavo lugar nacional. Un avance que cobra un mérito especial frente al desempeño general del país, pues la industria a nivel nacional registró una caída de 2.7 % en el mismo período.
Pero, ¿qué hay detrás de este ascenso en un contexto adverso? En los parques industriales del estado, la respuesta parece dividirse en dos grandes frentes: la diversificación productiva y una política económica que ha apostado por facilitar la llegada de nuevas inversiones.
Este año, el crecimiento estuvo impulsado principalmente por la construcción —con un alza cercana al 10 por ciento— y por las industrias manufactureras, que siguen siendo la columna vertebral del aparato económico estatal. En un corredor tan competido como el del Bajío, Aguascalientes mantiene una ubicación estratégica que lo conecta con centros logísticos clave y lo coloca en la mira de empresas que buscan operaciones estables, cercanas a exportación y con mano de obra capacitada.
Desde el gobierno estatal, la estrategia ha buscado ordenar el crecimiento industrial y hacerlo atractivo para el sector privado. La gobernadora Tere Jiménez ha insistido en que su administración apuesta por infraestructura logística, conectividad carretera y energética, capacitación técnica y un entorno empresarial con certeza jurídica. Un discurso que ha logrado encontrar eco en el comportamiento de los indicadores y en el testimonio de empresas que han ampliado operaciones o que se han mudado al estado en los últimos años.
El ascenso de Aguascalientes ocurre a pesar de los múltiples retrocesos que enfrentan las empresas en México por la desaceleración global, los ajustes en cadenas de suministro y cambios en la demanda internacional. Mientras tanto, el estado se ha convertido en una especie de isla de crecimiento que llama la atención por su consistencia, más aún en regiones donde la industria automotriz —de gran presencia en la entidad— vive un proceso de transformación hacia nuevas tecnologías.
Sin embargo, no todos los factores juegan a favor. Especialistas advierten que el reto principal será sostener este impulso en un entorno global incierto. Mantener un crecimiento continuo dependerá de que el estado logre diversificar aún más su base industrial y no dependa en exceso de sectores como la manufactura automotriz o la construcción.
“El sector automotriz seguirá siendo un motor clave, pero no puede ser el único. El estado debe abrir mayores incentivos para que las empresas tecnológicas, logísticas y de energías limpias inviertan aquí. Sin innovación, el crecimiento actual puede estancarse”, asegura el economista Luis Alberto Vega. “La competitividad de un estado ya no depende sólo de infraestructura o seguridad, sino de su capacidad para transitar hacia procesos más limpios. Si Aguascalientes apuesta por eficiencia energética y movilidad sostenible, tendrá una ventaja estratégica en los próximos años”, agrega.
Por ahora, el balance es positivo. Aguascalientes no sólo destaca en el mapa nacional, sino que consolida un perfil atractivo para la inversión, capaz de generar empleos mejor remunerados y dinamizar toda la región. En un país con números rojos, el crecimiento de la entidad es un respiro y, sobre todo, una oportunidad para que otros estados analicen qué modelos económicos están funcionando.

