Central / Simbólico
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Protocolo
En las ceremonias del ascenso al poder de Claudia Sheinbaum Pardo se cumplió con todos los protocolos, incluso en la fiesta popular de la tarde, en que la presidenta se dirigió a sus seguidores y se repitieron los rituales con que Andrés Manuel López Obrador inició su mandato, rindiendo pleitesía a unas raíces que no son necesariamente ciertas; todo indica que hubo una gran negociación entre el oficialismo y la oposición para que la transición fuera tersa, sin interrupciones ni sombrerazos.
Símbolos
A través de la primera conferencia del pueblo, como decidió llamarle la presidenta a la conferencia matutina, Claudia Sheinbaum dio paso a lo simbólico, desde el color del escenario, blanco no guinda, hasta dedicar ese acto a la memoria del movimiento estudiantil de 1968, con un homenaje que incluyó un decreto y una disculpa pública a familiares de las víctimas. “Las disculpas públicas, como a los pueblos yaquis, engrandecen, reconocen crímenes como este y al mismo tiempo pone un alto y dice nunca más”, aseguró Sheinbaum Pardo.; enseguida, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, expuso la disculpa pública a nombre del Estado mexicano a todos los familiares que perdieron a alguien el 2 de octubre en ese contexto.
56 años
Más de medio siglo después del 2 de octubre, sólo se ha logrado identificar a 20 víctimas, apenas 20 nombres y un terrible final, como está en la placa conmemorativa en la Plaza de Tlatelolco: “Y muchos otros compañeros cuyos nombres y edades aún no conocemos”. Siempre he creído que para no olvidar es necesario nombrar, combatir la desmemoria a través de nombrar, identificarnos, un primer acto de empatía para reconocernos, valorar el peso de cada una de las víctimas, nombrarlas, y así empezar a combatir la impunidad. Ese enorme valor simbólico tiene la primera conferencia de la presidenta, un poco en la línea de lo que dijo en su discurso inaugural: Lo que no se nombra, no existe.
Lo que no se nombra, no existe
Así es, entre las muchas cosas que Claudia Sheinbaum no nombró, fue a las víctimas del crimen organizado, a las madres buscadoras, a las mujeres que sufren violencia todos los días, a las infancias vulnerables en un mundo no pensados para niñas y niños, se le olvidaron a la presidenta, o quizá, como ella misma señala, no existen. Como remate, algo más que la doctora omitió fue a la oposición.
Lo que no existe, no se nombra
O desaparece, como ha venido haciendo la oposición, al día siguiente de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, muchos se dijeron arrepentidos de haberse portado con civilidad durante la ceremonia en San Lázaro, que llevaban preparadas sus pancartas, contuvieron sus gritos y expresiones, porque así lo habían pactado; y en un acto de ruindad que los pinta de cuerpo completo, al día siguiente salieron a los medios en bola a destacar que la presidenta uso a Ifigenia Martínez como escenografía o, indignadísimos, a señalar como un acto de sumisión que la ya presidenta Claudia Sheinbaum le besara la mano al senador del Verde, Manuel Velasco.
La crítica no existe
No sé, ni me importa, si el besar la mano de un hombre corresponda a un acto de sumisión, sí, me hace pensar en el estado de algarabía de Claudia Sheinbaum como para no darse cuenta de lo que la escena representa, pero, más allá de esa duda, ¿importa?, ¿es un acto del Poder Ejecutivo?, ¿un decreto?, ¿algo que incidirá en las políticas públicas o las promesas de obras y proyectos que tiene por delante? No, pero los opositores al oficialismo decidieron que era en eso en lo que había que fijarse, que era indispensable señalar, y así lo hicieron, se concentraron en un acto que la propia presidenta aclaró, restándole importancia, en la conferencia matutina.
Sordos
En unos cuántos días para nadie tendrá importancia ese acto, será anécdota y chascarrillo, por eso me parece increíble que la oposición se reduzca, minimice su presencia, al fijarse en esos detalles cuando enfrente tiene cien compromisos del gobierno entrante que pueden analizarse; cuando los trabajadores del Poder Judicial de la Federación siguen con su protesta para que les permitan incidir en las leyes secundarias de esa reforma; cuando se multiplican las causas y movimientos que requieren atención y acompañamiento para llegar a los oídos del poder.
Ciegos
Lo más grave de este diálogo de sordos, es que al centrar la atención en nimiedades, lo único que logra la oposición es que el oficialismo los invisibilice, sin importar quedar en ridículo al mentir, total, ya están acostumbrados a las maroma; como le ocurrió ayer a Arturo Ávila, el vocero de los diputados oficialistas, quien en un programa de radio descalificó a quienes lo acompañaban en la mesa, los tachó de mentirosos y de inventar lo del beso en la mano, hasta que reprodujeron el video del momento y tuvo que recular ante las pruebas, con un histrionismo patético que se monta en la soberbia de los ganadores incapaces de humildad alguna para atender a sus adversarios. En esas andamos, un espectáculo de gritos y sombrerazos que distrae la atención de lo verdaderamente importante.
Mirada en el centro. “El verdadero diálogo no se trata de hablar con personas que creen lo mismo que tú”, Zygmunt Bauman
@aldan en CDAGS